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Homenaje a Daisaku Ikeda

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Nos sumamos a los miembros de la Soka Gakkai de todo el mundo para rendir homenaje a la vida y a las extraordinarias contribuciones de nuestro mentor Daisaku Ikeda, presidente honorario de la Soka Gakkai y presidente de la Soka Gakkai Internacional (SGI).

Daisaku Ikeda fue un filósofo budista, constructor de la paz, educador, escritor y poeta que dedicó su vida a promover la paz mediante el diálogo y a impulsar el desarrollo de la Soka Gakkai como organización budista de base ciudadana, con más de doce millones de miembros en todo el mundo. Falleció serenamente el 15 de noviembre de 2023, a los 95 años.

Daisaku Ikeda, presidente honorario de la Soka Gakkai y presidente de la Soka Gakkai Internacional (SGI).

Daisaku Ikeda, presidente honorario de la Soka Gakkai y presidente de la Soka Gakkai Internacional (SGI).

Nació el 2 de enero de 1928 en Tokio, Japón, en una numerosa familia dedicada a la producción de algas comestibles. Fue el quinto de ocho hermanos. En su juventud, padeció tuberculosis crónica y se esperaba que no superaría los 30 años de edad.

Su dura infancia transcurrió bajo la sombra ominosa de un nacionalismo militarista cada vez más pronunciado. En esa época, el sistema educativo del Japón se orientaba a formar súbditos leales, adoctrinados para servir a los intereses del Estado. Ikeda tenía 13 años cuando su país se involucró en la Segunda Guerra Mundial.

A partir de entonces, todos sus hermanos mayores fueron reclutados por el ejército. El mayor, quien había llegado a contarle al joven Daisaku los verdaderos horrores de la guerra que había presenciado en la China, murió durante la campaña de Imfal, en Myanmar. La noticia de su muerte fue comunicada tardíamente a la familia en 1947. Al ver la desolación y la congoja inmensa de su madre, el joven Ikeda sintió de manera indeleble la crueldad, el sinsentido y la inutilidad absoluta de la guerra.

Mi madre es el punto de partida de mis actividades por la paz. Se mantuvo firme y sin perder la compostura cuando vio que le arrancaban a cuatro de sus cinco hijos varones, uno tras otro, para combatir en la Segunda Guerra Mundial. Pero cuando, finalizada la guerra, le dijeron que su hijo mayor había muerto en el frente, se quebró de dolor. Jamás, mientras viva, olvidaré su pesar y su desgarramiento.
[«El espíritu de reverenciar la vida», ensayo sobre Wangari Maathai.]

Unos meses después, junto a los compañeros de un pequeño grupo de lectura que varios jóvenes habían formado para intercambiar libros rescatados de las ruinas, asistió a una reunión de diálogo filosófico en una casa del vecindario. Allí conoció a Josei Toda (1900-1958), quien, en su disertación sobre el budismo Nichiren, explicó el valor de estas enseñanzas para liberar al pueblo del sufrimiento y crear una sociedad basada en el respeto a la dignidad y la igualdad de todas las personas. Dicha filosofía, basada en el Sutra del loto, empoderaba y daba fortaleza a la gente común, que, en un país devastado por la derrota bélica, sufría a causa de las privaciones y la falta de esperanza.

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