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Educación creativa: Prefacio

"La educación nos hace libres… A través de la educación, nos liberamos de la impotencia, del agobio que nos provoca la falta de confianza en nosotros mismos. Un individuo que ha dejado de dudar de sí, que ha aprendido a confiar en su propia persona, posee naturalmente la capacidad de creer en el potencial latente de los demás. La educación nos permite ver más allá de las diferencias superficiales y percibir la gran tierra, el gran mar de la vida que nos sustenta a todos." (1)

"La educación trata con lo esencial de la naturaleza humana. No existe empresa más valiosa, más sagrada." (2)

Daisaku Ikeda


Ikeda con estudiantes chinos de intercambio de la Universidad Soka, Japón (Tokio, abril de 1998)

Ikeda con estudiantes chinos de intercambio de la Universidad Soka, Japón (Tokio, abril de 1998)

Daisaku Ikeda es el fundador de las instituciones educativas Soka, que comprenden desde jardines de infantes hasta centros de nivel universitario. La educación Soka (literalmente, "creación de valor"), concepción pedagógica que tiene al alumno como centro, se basa en la filosofía educacional del presidente fundador de la Soka Gakkai, Tsunesaburo Makiguchi (1871-1944). Makiguchi, maestro y director de escuela, dedicó su vida a desarrollar un sistema de educación humanística que estimulara y alentara el potencial único de cada persona, y les permitiera a los estudiantes fortalecer su crecimiento y desarrollo durante toda su vida. Si bien el estallido de la Segunda Guerra Mundial significó un obstáculo insalvable para el proyecto de Makiguchi, Ikeda logró realizar el sueño de su antecesor de crear y expandir un gran conjunto de entidades educativas que tuviera como objetivo primordial la felicidad del educando. Ikeda realizó aportes sustanciales al campo de la educación al dar a conocer ampliamente las ideas de Makiguchi y al impulsar personalmente la educación humanística.

La labor de Ikeda como filósofo, escritor, arquitecto de la paz, fundador de instituciones educativas, y, asimismo, como líder del movimiento budista de la Soka Gakkai, implica una diversidad asombrosa de actividades. Existe, sin embargo, una base para toda esa labor: el apasionado compromiso de Ikeda con el fortalecimiento y el desarrollo de la capacidad de las personas, firmemente arraigado en una fe inquebrantable en el potencial positivo, inherente a la vida de cada individuo. A ello se suma la convicción de Ikeda de que la paz es esencialmente inseparable del proceso de hacer florecer la individualidad de cada ser humano.

El interés por el crecimiento y la felicidad de los demás es, según la visión de Ikeda, el espíritu esencial de la educación. Esta implica "creer en las personas, tener convicción en un inexplorado y rico cúmulo de posibilidades y hacerlo emerger". (3) En tal sentido, las diversas actividades que Ikeda lleva a cabo adquieren una perspectiva clara cuando se las observa a través del lente de su compromiso como educador, en el sentido más amplio del término.

Las instituciones educativas Soka fundadas por Ikeda y el movimiento budista Soka Gakkai que este conduce son diferentes entre sí. Las instituciones Soka son seculares, están abiertas a todos los estudiantes y no brindan instrucción religiosa. Sin embargo, los ideales humanísticos y los intereses que guían y brindan ímpetu tanto a la SGI como a las instituciones educativas Soka –la felicidad y el fortalecimiento de los individuos, y su orientación hacia la paz— son los mismos.

La influencia de Ikeda como educador también se manifiesta en otros contextos: en sus escritos, en su labor como maestro budista y en el contenido de sus diálogos con diversas personalidades, publicados en la forma de libros. Especialmente, en todas aquellas actividades que implican interacción con los jóvenes.


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