Entrevista al Dr. Zosimo Battad
4 de marzo de 2025
[A continuación, se presenta una selección de fragmentos de una entrevista realizada al doctor Zosimo Battad por el Seikyo Shimbun, y publicada en su edición del 4 de marzo de 2025, en la que habla de sus encuentros con el presidente de la SGI Daisaku Ikeda (1928-2023) y reflexiona sobre el impacto trascendental de los principios de la educación Soka y de la filosofía de paz de Ikeda.]
Seikyo Shimbun: Tengo entendido que escuchó hablar por primera vez de Daisaku Ikeda en 2004 gracias a un conocido suyo, miembro de la Soka Gakkai en Filipinas.
Dr. Zosimo Battad, rector de la Universidad del Este, Filipinas
Dr. Zosimo Battad: Así es. Por esa época recibí una colección de poemas y fotografías tomadas por él, que he llegado a apreciar profundamente. Yo tengo un interés personal en la declamación poética y la fotografía, y al encontrarme con su poesía me conmoví de una manera que las palabras no pueden describir. He recitado sus poemas en muchas ocasiones y algunos los he aprendido hasta el punto de poder recitarlos de memoria.
Seikyo: En marzo de 2006, usted visitó las Escuelas Soka como rector de la entonces Universidad Agrícola de Pampanga, para conferir un doctorado honoris causa en Humanidades al señor Ikeda.
Dr. Battad: Mi abuelo, Zosimo Montemayor, ejerció como director de la Escuela Agrícola de Luzón Central, predecesora de la actual Universidad Estatal de Luzón Central. Durante la Segunda Guerra Mundial, el ejército japonés tomó el control de este establecimiento escolar y lo usó como guarnición. Mi abuelo fue obligado a realizar la tristemente célebre Marcha de la Muerte de Bataán y vivió en carne propia los horrores de la guerra.
[En abril de 1942, tras invadir Filipinas, el ejército japonés obligó a unos 70 000 prisioneros de guerra y civiles a marchar aproximadamente 100 kilómetros desde el extremo sur de la península de Bataán hasta un campo de prisioneros en el norte. Privados de alimento y agua suficientes, se calcula que unos 20 000 perecieron durante la marcha.]
En medio de los estragos de la guerra mi abuelo reafirmó la importancia de la educación y tras el conflicto fundó la Escuela Agrícola de Mindanao, que más tarde se convirtió en la Universidad de Mindanao Central, en la que él desempeñó el cargo de rector por muchos años, volcándose apasionadamente a la educación. Creo que sus logros han sido en verdad significativos.
El Dr. Battad, entonces rector de la Universidad Agrícola de Pampanga, entrega al señor Ikeda el título de doctor honoris causa en Humanidades
De manera similar, el señor Ikeda, que también experimentó la tragedia de la guerra, fundó instituciones educativas Soka en diversos lugares del mundo. Es alguien que encarnó el valor más elevado, el de la educación, y cuya vida y filosofía representan un profundo legado para toda la humanidad. Nosotros (la Universidad Agrícola de Pampanga) le concedimos el doctorado honoris causa en Humanidades desde el más profundo respeto y gratitud por su inmensa contribución a la educación.
Seikyo: Antes de la ceremonia de otorgamiento, usted tuvo la oportunidad de conversar con el señor Ikeda.
Dr. Battad: Por aquel entonces, el señor Ikeda tenía ya 79 años, pero se veía en un excelente estado de salud. Parecía saber mucho sobre mí e incluso propuso que se plantara un cerezo en la Universidad Soka, en Japón, como un gesto de honor a la Universidad Agrícola de Pampanga. Lo obsequié con dos biografías: una mía y otra de mi padre, que también había sido rector de la misma institución. Pareció muy complacido con los regalos. Después de la ceremonia, tuvimos una cálida conversación frente al busto del doctor Linus Pauling.
Seikyo: Su familia lleva tres generaciones en el campo de la educación y ha realizado importantes contribuciones a este sector en Filipinas. Desde su perspectiva, ¿qué opinión le merece el señor Ikeda como educador?
Dr. Battad: Creo que el señor Ikeda, al fundar las escuelas y las universidades Soka, hizo realidad la visión de Tsunesaburo Makiguchi, el padre de la educación Soka, y la de su maestro, Josei Toda. Él mismo fue un educador con una visión clara y de amplio alcance hacia el futuro.
Establecer instituciones que formen futuros líderes es de las empresas más nobles y generadoras de valor. Actuó con previsión y fue construyendo ciudadelas de la educación Soka alrededor del mundo. Realmente llevó una vida extraordinaria, una que podría equipararse a realizar el trabajo de cien años en uno solo.
Seikyo: En febrero de 2018, la Universidad del Este y la Universidad Soka organizaron conjuntamente el primer Simposio Ikeda. En el segundo, celebrado en febrero de 2020, usted tuvo un papel central.
Dr. Battad: Lo que me inspiró a organizar el Simposio Ikeda fue mi participación en el 9.º Foro Internacional sobre la Filosofía de Paz de Daisaku Ikeda, celebrado en marzo de 2015 en la Universidad de Cultura China en Taiwán. Me conmovió profundamente ver a académicos de diferentes países dialogando y estudiando la filosofía del señor Ikeda. Sentí fuertemente que las personas en Filipinas deberían tener la oportunidad de aprender de los ideales humanistas de Ikeda; eso nos llevó a organizar el simposio.
Lo realizamos en febrero porque en ese mes tuvo lugar la Revolución del Poder del Pueblo en nuestro país. Conocida también como la Revolución EDSA o la Revolución de Febrero, derrocó una dictadura de más de 20 años y dio paso a la democracia por medios no violentos, mediante el poder del pueblo. Fue un evento simbólico que demostró que el cambio social pacífico es posible sin recurrir a las armas. Quería que las nuevas generaciones reflexionaran profundamente sobre los verdaderos cimientos de la paz.
Seikyo: ¿Qué temas se trataron en los simposios?
Dr. Battad: El primer simposio se realizó bajo el tema «Aprovechando los valores de la paz en pos de un crecimiento sostenible e inclusivo» y participaron cerca de 300 personas incluyendo docentes, investigadores y estudiantes provenientes de 16 universidades tanto de Filipinas como internacionales. El segundo simposio titulado «Incorporar la participación juvenil en la paz, los derechos humanos y la protección del medio ambiente» tuvo lugar en el campus de la Universidad del Este de Caloocan, institución en la que, por aquel entonces, yo ejercía el cargo de rector. Aunque la pandemia de COVID-19 apenas comenzaba a propagarse, estábamos decididos a organizar el evento para transmitir el valor duradero de la filosofía del señor Ikeda.
El doctor Stuart Rees, académico australiano en estudios de paz, ofreció la conferencia inaugural. Disertó sobre la importancia de la no violencia y el altruismo, fundamentados en la filosofía del señor Ikeda, para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas. Creo que el evento ofreció a los jóvenes una visión clara y concreta del mundo de paz que aspiramos a lograr. Me llenó de alegría que el simposio que lleva el nombre del señor Ikeda concluyera con tanto éxito.
[El primer Simposio Ikeda atrajo una atención considerable: fue anunciado en tres periódicos principales y le dio cobertura una de las mayores cadenas de televisión, la GMA Network. Ambos simposios fueron reconocidos oficialmente como conferencias académicas internacionales por la Comisión de Educación Superior de Filipinas.]
Seikyo: Usted ha elogiado en varias ocasiones las propuestas anuales de paz que el señor Ikeda presentaba cada 26 de enero, con motivo de la fundación de la SGI. En el mundo actual, marcado por conflictos persistentes, la crisis climática y la creciente desigualdad social, ¿qué papel considera que juega su filosofía?
Dr. Battad: El señor Ikeda no solo cultivó amistades en Japón y Filipinas, sino por todo el mundo: en Australia, India, Estados Unidos y más allá. Muchas personas elogian su grandeza, y creo que eso es un testimonio elocuente de la excelencia de su filosofía. Una vez visitó la Unión Soviética y mantuvo un diálogo con el presidente Gorbachov. Y también viajó a Estados Unidos para conversar con líderes e intelectuales: constantemente estaba ampliando su círculo de amistades alrededor mundo. Y al fundar la SGI, transformó el movimiento de paz Soka en un esfuerzo mundial.
Una de las raíces de la guerra es la tendencia a despreciar o rechazar las creencias o religiones distintas a las propias. Si las personas respetaran verdaderamente la religión y forma de pensar de los demás, no habría guerras. En ese sentido, creo que las propuestas de paz anuales del señor Ikeda deben preservarse y transmitirse como un legado perdurable de paz. Estas propuestas también merecen un mayor reconocimiento por parte de los líderes de todo el mundo.
Si los líderes mundiales adoptaran las propuestas del señor Ikeda, estoy convencido de que no habría guerras. Las guerras también están impulsadas por el ego humano y la ambición de poder. Como dice el proverbio: «Si quieres conocer a una persona, dale poder». Algunas personas cambian cuando alcanzan el poder. Usan ese poder para acumular riqueza, conquistar otros territorios y apropiarse de ellos.
Desde esta perspectiva, convertirse en un verdadero líder es sumamente difícil. Lo que importa es si quienes aspiran a liderar han aprendido, mediante la educación, a respetar los derechos humanos y valorar las creencias y convicciones de los demás. Una formación que no cultiva un carácter rico y humano no puede considerarse verdadera educación.
Seikyo: Por último, ¿cuáles son sus expectativas para las nuevas generaciones en cuanto a la promoción de la paz mundial?
Dr. Battad: Considero que el propósito de la educación es nutrir el respeto a otras personas y culturas, así como cultivar la amistad. La educación Soka encarna estos mismos principios. Mi abuelo, mi padre y yo, tres generaciones involucradas en la educación, siempre hemos compartido el mismo objetivo: construir un sistema educativo que forme personas íntegras; porque la personalidad constituye la medida más importante del éxito en la vida. El éxito no consiste en acumular riqueza ni en obtener títulos académicos, sino en desarrollar una noble personalidad.
Siempre les digo a mis estudiantes: «Está bien acumular riqueza, pero solo si es con el propósito de ayudar a los demás». Formar jóvenes de gran integridad: ese es el propósito de mi vida, y alcanzarlo representa mi mayor felicidad.
El doctor Zosimo M. Battad es rector y director académico de la Universidad del Este en Filipinas, posición que ocupa desde enero de 2023. En 1999, se convirtió en el rector más joven de una universidad nacional en Filipinas al ocupar la rectoría de la Universidad Agrícola de Pampanga (actual Universidad Estatal de Agricultura de Pampanga). En reconocimiento a sus contribuciones a la educación y la paz, la Universidad Soka le otorgó un doctorado honoris causa el 9 de octubre de 2010, en Tokio, Japón.
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