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Universidad de Delhi, Nueva Delhi, India
DIC 13, 1998 – Doctorado Honorario en Letras

Doctor Vrajendra Raj Mehta
Vicerrector de la Universidad de Delhi

[Daisaku Ikeda] es una persona extraordinariamente dotada, que ha dedicado su vida entera a la paz, fiel a lo que él mismo ha denominado “una armoniosa mezcla de culturas”. Mientras me encuentro aquí, me siento sobrecogido, embargado de respeto y de una intensa conciencia de lo que es un ser humano creativo […]

Reconocemos el infatigable esfuerzo que realiza Ikeda en bien de la educación, el entendimiento entre naciones, el pacifismo y la felicidad de cada individuo. En un mundo de aspiraciones contrapuestas y creencias conflictivas, Ikeda, como líder de la Soka Gakkai Internacional, ha trabajado por más de cuatro décadas para unir a las naciones a partir del diálogo pacífico, el entendimiento y la cultura […]

Por su sólido conocimiento de los problemas que afectan hoy la educación, Ikeda está férreamente convencido de que una labor pedagógica basada en la creación de valores puede desempeñar un papel fundamental en la conformación de las generaciones futuras. Ikeda ha hecho realidad su filosofía a través de la progresiva fundación de las instituciones educativas Soka (desde el nivel de jardín de infantes hasta el universitario) en el Japón y en el extranjero. Asimismo, ha creado fondos educativos destinados a la formación de individuos de pensamiento maduro e independiente, que posean una base moral sólida, asuman sus responsabilidades sociales y dediquen su vida al bienestar de la comunidad.

La educación Soka o educación para la creación de valores tiene como meta desarrollar el potencial pleno de cada individuo y posibilitarle elecciones conscientes que contribuyan eficazmente a su comunidad local y a la comunidad global. El énfasis en el desarrollo ilimitado del potencial humano pone de relieve la importancia de continuar estudiando a lo largo de toda la vida. Tal es la firme respuesta de Ikeda a la alienación, la degradación ambiental, la injusticia económica, la pérdida de lazos dentro de la comunidad y de la sociedad toda, y el surgimiento del fundamentalismo. Como filósofo, Ikeda ha esparcido un oleaje de esperanza para toda la humanidad a través de su “nuevo humanismo”, a partir del concepto del dharma cósmico del rey Ashoka, basado en la verdad, la virtud y la justicia […] Ikeda profesa un hondo respeto por la vida, primer requisito de su nuevo humanismo. Cree que los seres humanos no deben, en ninguna circunstancia, matar a otros seres humanos. En definitiva, Ikeda está transformando la sociedad al fortalecer el potencial del individuo y conducirlo hacia la felicidad. Ha hecho realidad en su propia existencia el principio fundamental de su vida, según el cual la revolución de un solo individuo puede cambiar el destino de una nación e incluso, el de la humanidad. Ikeda ha convertido la Soka Gakkai en una gran institución educativa, que brinda oportunidades filosóficas y educacionales a personas de las más diversas edades y extracciones sociales provenientes de todo el globo, mediante foros, seminarios, exhibiciones, intercambios culturales e instituciones académicas. Ikeda […] ha hecho realidad la filosofía del dharma del rey Ashoka y el ahimsa del Mahatma Gandhi como estrategia para solucionar los conflictos del mundo moderno. Y como Gandhi, el doctor Ikeda ha podido transmitir exitosamente su mensaje a las masas, a través de su organización para la creación de valores, la Soka Gakkai. Al hacerlo, ha logrado llegar a todas las personas que subsistían en la periferia de la sociedad y brindarles un espacio de influencia dentro de la vida social.

Para nosotros, que integramos la Universidad de Delhi, es motivo de orgullo que el profesor Ikeda se convierta en uno de los destinatarios de nuestro grado de Doctor Honoris Causa en Letras. Sin embargo, es necesario que recordemos lo que Maquiavelo manifestó en otro contexto: algunos hombres toman su lustre de los honores y de las instituciones; otros, más grandiosos aun, les confieren a los lauros su propio esplendor. Al aceptar nuestro título honorario, el profesor Ikeda ha agregado su lustre a este honor, como lo ha hecho con las otras innumerables distinciones que ha recibido. Estamos ante la rara ocasión en que nuestro homenajeado nos honra a nosotros más de lo que nosotros lo honramos a él.

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