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Paz

De un corazón que ha sanado, que ha recuperado la paz, nace la humildad. De la humildad, nace la disposición de escuchar a otros; de la voluntad de escuchar, nace el entendimiento mutuo, y del entendimiento mutuo surgirá una sociedad pacífica. La no violencia es la forma más elevada de humildad; es la valentía en su máxima expresión.
[The World Is Yours to Change (Tú puedes cambiar el mundo, traducción tentativa)]

Debemos construir una sociedad que no solo persiga el beneficio a corto plazo como meta. Para eso, el primer paso es respetarnos a nosotros mismos y vivir con dignidad, confianza en nosotros mismos y orgullo. La gente de este calibre puede tratar a sus semejantes con respeto.
[Conversaciones sobre la juventud]

El diálogo y la educación para la paz pueden ayudar a liberar nuestro corazón del impulso hacia la intolerancia y el rechazo a los demás. Debemos tomar conciencia de una realidad muy simple: no tenemos otra opción que compartir este planeta, esta pequeña esfera azul que navega en los vastos confines del espacio, con todos nuestros compañeros «pasajeros».
[Ensayo «El desafío de construir la paz», en Embracing the Future (Acoger el futuro, traducción tentativa)]

El espíritu humano está dotado de la capacidad de transformar, incluso, las circunstancias más difíciles, de crear valor con un sentido más rico y profundo. Cuando cada persona haga florecer esta capacidad espiritual sin límite, y cuando los ciudadanos anónimos se unan con el compromiso de generar cambios positivos, sin falta surgirá una cultura de paz, lo que dará paso al siglo de la vida.
[Propuesta de paz de 2000]

La dignidad inherente a la vida no se manifiesta en soledad. Por el contrario, es a través de nuestro contacto activo con otras personas cuando su naturaleza única e irreemplazable se torna manifiesta. Al mismo tiempo, la determinación de proteger esa dignidad contra cualquier atropello engalana y brinda esplendor a nuestra propia vida.
[Propuesta de paz de 2013]

La lucha por la paz, como la lucha por los derechos humanos y por la humanidad, no es como llegar a la cumbre de una montaña y, por fin, ver todo el panorama final desde la altura. Antes bien, debe ser concebida como la labor de generar un compromiso ininterrumpido e imparable que enlace una generación con otra y se transmita de una a otra como legado.
[Propuesta de paz de 2012]

La paz es una competencia entre la desesperación y la esperanza, entre la inconstancia y la persistencia. Cuanto más se arraiga la impotencia en la conciencia de las personas, mayor es la tendencia a recurrir a la fuerza. La falta de fortaleza interior engendra violencia.
[Ensayo «Emerger de la oscura amenaza nuclear», en Embracing the Future (Acoger el futuro, traducción tentativa)]

La paz no se limita a buscar una vida tranquila, indiferente o despreocupada; antes bien, se construye en la acción, en la lucha valiente y no violenta contra las injusticias que hacen sufrir a las personas. Solo en esta forma de vivir hallaremos la paz. Puede decirse que una sociedad empieza a inclinarse en dirección a la guerra cuando la mayoría de las personas pierde la voluntad de oponerse a la injusticia y se vuelve apática e indiferente ante lo injusto.
[Ikeda Daisaku Zenshu (Obras completas de Daisaku Ikeda), volumen 65]

La sinceridad es la cualidad básica que permite transformar la desconfianza en confianza, la hostilidad en comprensión, el odio en amor compasivo. La confianza y la amistad no pueden cultivarse a través de métodos o estrategias.
[Disertación en la Universidad de Macao, China, 30 ENE 1991]

La verdadera ruta hacia la paz se traza a partir de las situaciones cotidianas concretas, creando nuevos lazos de simpatía con nuestros semejantes y extendiendo una red cada vez más amplia de solidaridad humana. Sin la paciente práctica de ese esfuerzo, el sueño de una paz perdurable quedará por siempre fuera de nuestro alcance.
[Propuesta de paz de 2009]

Lejos de ser la mera ausencia de guerras, la paz es un estado en que los seres humanos se unen con confianza mutua y viven con alegría, vitalidad y esperanza. La guerra, su opuesto, es el estado en que la gente vive dominada por el odio y el miedo a la muerte.
[El capítulo «Misión», volumen 14 de La nueva revolución humana]

Nada es tan preciado como la paz. Nada produce tanta felicidad. La paz es el punto de partida fundamental para el avance del género humano.
[El capítulo «La salida del Sol», volumen 1 de La nueva revolución humana]

Toda persona, en esencia, desea la paz. Lo que hace aflorar esa naturaleza intrínseca, en la vida de las personas, no es la retórica florida ni la presunción, sino el diálogo abierto y honesto que proviene de una humanidad genuina y sincera.
[El capítulo «Vuelo audaz», volumen 30 de La nueva revolución humana]

Todos podemos contribuir a la educación para la paz, incluso con algo tan sencillo como tomarnos el tiempo de conversar sobre la dignidad de la vida y la igualdad entre las personas junto a los niños y jóvenes que forman parte de nuestra vida, tanto en el hogar como en la comunidad. Nunca subestimemos el poder que tienen estas iniciativas, aparentemente pequeñas.
[Ensayo «The challenge of building peace» (El desafío de construir la paz), en Embracing the Future (Acoger el futuro, traducción tentativa)]

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