Fe y religión
Aunque parezca que hoy todo vaya viento en popa, el curso de nuestros días es incierto. Por eso, todos necesitamos una sólida filosofía de vida que nos sirva de guía, como una brújula, y que se cimente como nuestro sistema de valores y de creencias.
[El capítulo «Atsuta», volumen 26 de La nueva revolución humana]
El papel de la religión debería ser ayudar a comprender la cuestión de la muerte. Porque ese entendimiento nos daría una perspectiva sobre cómo vivir mejor nuestra existencia.
[El capítulo «Atsuta», volumen 26 de La nueva revolución humana]
La misión y la responsabilidad más relevantes de los individuos que profesan una fe, hoy día, son fortalecer su compromiso de construir un mundo libre de la tragedia de las guerras y buscar la unión de los pueblos basados en el anhelo común de concretar la paz y la felicidad del género humano.
[El capítulo «Juramento», volumen 30 de La nueva revolución humana]
La religión no puede existir separada de la aspiración de lograr la paz, y contribuir a ese objetivo es la misión principal de los practicantes religiosos.
[El capítulo «Remontar el vuelo», volumen 16 de La nueva revolución humana]
La sabiduría es una visión esclarecida que nos permite mejorar nuestra vida y la de los demás. El conocimiento que hace sufrir a otros no tiene nada que ver con la sabiduría. Las distorsiones de la sociedad actual derivan de la confusión entre la sabiduría —que es integral— y el conocimiento —que es fragmentado—. Y de la incapacidad para distinguir la fe genuina de la credulidad ciega.
[La sabiduría del «Sutra del loto»]
Perder la esperanza es quedarse sin la luz de la vida. La fe es lo que enciende el fuego de la esperanza en el corazón y hace arder con más brío aún las llamas de la alegría.
[El capítulo «El estandarte de la Ley», volumen 26 de La nueva revolución humana]
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