Derechos humanos
Discriminar a los otros, por cualquier razón, es discriminar nuestra propia vida.
[La sabiduría del «Sutra del loto»]
Discriminar es una expresión del mal. Las personas de corazón distorsionado se lastiman a sí mismas y lastiman a los demás. Es ilusorio tratar de situar las «raíces» de nuestra identidad en un grupo étnico o racial determinado. Es como un espejismo en el desierto. Este sentido de la identidad termina reforzando las distinciones entre el yo y el otro, y convirtiéndose en una causa de conflictos y de disputas. Lo que hoy necesitamos es cultivar el sentido común de nuestra identidad más profunda como congéneres. Cuando cambiemos nuestra manera de vernos como seres humanos, cambiarán muchas otras cosas.
[La sabiduría del «Sutra del loto»]
Lo que determina el valor de nuestra vida es la medida en que podemos respetar a los demás. El respeto a los demás es el punto de partida hacia los derechos humanos.
[La sabiduría del «Sutra del loto»]
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